Desperté a la vida en mi lecho de muerte, confundido pero seguro de aún no haber nacido, atiborrado de recuerdos no vividos... recuerdos de mi niñez, adolescencia, amor, odio, dolores de la vida adulta y anciana, enfermedades, muertes de seres amados... también pequeños detalles como fotos en un marco, sabores, olores, sonidos, todo estaba en mi memoria, una vida vivida aún no vivida. Todo en mí eran recuerdos del pasado que pertenecerán a un futuro aún sin transitar. Con toda claridad entendí tendido en una maldita cama de hospital con dolor corporal extremo en cada centímetro de mi cuerpo, viendo mis manos nonagenarias avejentadas y manchadas por el paso de los años, viendo tubos y monitores saliendo por todo mi cuerpo que la vida aún no me fue otorgada, no la vida eterna prometida por cualquier tipo de fe, sino la simple y tonta vida terrenal. ¿Qué clase de juego macabro es o será este? Aturdido por la morfina la claridad se deshilacha como trapo viejo, fluye con mi orina al sachet colgado en el marco de la cama... no puedo coordinar ni cuerpo, ni alma... solo puedo recordar y evaluar. Las horas pasan, la luz no. Nadie viene, pero no estoy solo, hay alguien, me molesta su presencia, quizá porque nada hace por mí. Balbuceo.
–¿Quién eres?
–Dios
–Ayúdame
–No puedo
–¿Por qué no?
–Hay otro propósito.
–¿Cuál?
–Si quieres nacer, porque aún no has nacido y te he traído a tu último aliento para que evalúes tu futura vida.
–Mi futura vida apesta antes de nacer
–Evalúa, no existe el libre albedrío sin el derecho de poder decidir si queremos nacer y vivir. Esto te tocará vivir, tienes a tu disposición todos tus recuerdos futuros. Te advierto de tomar una decisión favorable a la vida, digamos, si transitas esos recuerdos aún no vividos pertenecientes a un futuro no recorrido, tu memoria será borrada, nada podrás usar para sortear la adversidad. Solo te traje para otorgarte libre albedrío total... no parcial.
–Este dolor y angustia me acorralan a no existir. ¿Así me sentiré en mi lecho de muerte? El dolor en los que amo, ¿Será indefectiblemente así?
–Exacto, serán tus decisiones, la adversidad de todo el libre albedrío de los seres humanos sumados interactuando contigo, acorralándote a situaciones y momentos, que con la inteligencia y la sabiduría que obtengas deberás afrontar.
–¿Inteligencia y sabiduría?
–Te aconsejaría un poco más de sabiduría que de inteligencia, la segunda inclina considerablemente la balanza de la vida hacia la plenitud, pero no recordarás nada al nacer.
–Pero… ¿las enfermedades, accidentes, situaciones que escapan a mi control...?
–Albedrío. Aunque muchas serán; analizándolas fríamente, responsabilidad tuya. Si fumas, bebes, a qué velocidad manejas, cuánto y qué comes, cuán responsable eres con los que amas, cuáles son tus prioridades, dinero o amor, sumadas a las decisiones ajenas. Será como correr como loco por las ramas de un árbol en pleno vendaval... como una hormiga tratando de llegar al brote tierno de la punta del árbol, irás por derivación de rama en rama mientras se sacude. Aparecerán otros insectos voraces, tratarán de comerte, caerán gotas de lluvia, aves, otras ramas golpearán la tuya mientras tratas de sostenerte.
–¡Qué hermoso panorama! ¿Y si decidiera no nacer? ¿Qué sucederá conmigo? ¿Cómo afectaría a los que amo?
–Si decidieras no nacer, simplemente no habría recuerdos, ni alegrías, ni dolores, sentirías lo mismo que antes de nacer... nada. Todos tus seres amados serían reasignados a otras familias, tus padres tendrían otro hijo, tus hijos otros padres, tu esposa otro marido...
–Afectaría todo, sería una realidad alternativa, como en otro universo paralelo.
–Puedes entenderlo así, aunque será en este universo. Simplemente otra historia en la que no participarás.
–Me afecta solo pensar eso... me angustia, quizá solo sean celos de que otro reciba mis logros, mis amores... aunque también recibirá mis crisis y dolores.
–Pon todo en la balanza y decide, vendré por tu decisión temprano.
No debe existir mejor y peor lugar para meditar que un lecho de muerte... sobra el tiempo, no transcurre, cualquier recuerdo por nefasto que sea causa risa o es leve, recuerdos con gente muerta que piensas que pronto volverás a ver... es obvio que todo tiempo pasado fue mejor, la perspectiva es demoledora, y es allí donde el dolor y la angustia transcurrida se disipan, se ven como algo lejano indoloro sin ningún tipo de importancia… no así lo grato, parecieran invertirse las cosas, toda una vida afanándonos por lo que no tenemos, hablando de enfermedades, lamiéndonos las heridas en la cueva de la auto-conmiseración que no prestamos atención en lo que realmente vale, lo que acontece a nuestro alrededor, cosas maravillosamente tontas que nos plenan la vida. Es allí donde uno quiere volver para poder observar esos sucesos a los cuales no se les prestó atención. No se quiere solo verlos, sino vivirlos desprovistos de la cegadora angustia. La balanza se inclina a la vida en este momento, uno no quiere largar, se aferra discutiéndole al cuerpo esta última pulseada. Aún no.
El tiempo no transcurrió normalmente y Su Presencia cumplió sitio y horario convenido, frente a la cama temprano, caminó hacia mi costado, y al lado del caño del suero y preguntó.
–¿Has tomado una decisión?
Dudando, sin idea de qué anhelaba que el pasado me depare, traté de postergar la respuesta, como chiquillo en la escuela en plena lección ante su profesor, y pregunté...
–¿Les has dado esta oportunidad a todos?
–A todos sin excepción.
–¿Incluso a grandes genocidas de la historia?
–A todos, incluso a ellos, quienes tuvieron el privilegio de ser advertidos de corrección de rumbo y castigo, no supieron alterar el curso de sus vidas.
–¿Cómo pueden sin recordar advertencia? Deberíamos llevarnos algo de aquí.
–A todos les concedo la elección de un don, el cual les servirá para cambiar el rumbo en determinados momentos de la vida. No busques tu don en estos recuerdos pues son híbridos, carecen de tu elección, por lo tanto, aún puedes sorprenderme modificando para bien tu vida no vivida.
–¿Dones cómo cuáles?
–Si sabes que situaciones, vicios o simples malas decisiones te arruinaran la vida, en base a esto que virtud evitará eso. Por ejemplo, un joven adolescente rebelde que pese a las advertencias de sus padres deambula descontrolado en la noche de fiesta en fiesta hasta que obtiene una mala experiencia, podría requerir como don… “obediencia a sus padres” para sortear ese trauma que le tocará cargar de por vida; o, su atacante podría pedir don de recibir otro tipo de educación para no convertirse en un ser indeseable. Tus propios dones son el armazón de tu sabiduría, debes aprender a identificarlos y construir tu vida en base a ellos. Estos te mostrarán el camino en el momento difícil.
–Podría requerir “paciencia”. Creo que mis malas experiencias son fruto podrido de decisiones apresuradas, o quizás “desconfianza” para no sufrir decepción y traición... aunque esta no es un don.
–Se convierte en don si sorteas adversidad gracias a ella, pero solo puedes tomar uno.
–Tanta angustia, tantas experiencias nefastas... requeriría un ejército de dones para ser feliz.... Es imposible reparar tanto daño con un solo don.
–Piensa hay una mala experiencia que se destaca entre todas, es la piedra angular de tus problemas, la primera pieza del domino que llevará tu vida hacia aquí. Es por ella que necesitas ese don especial... no uno distinto para cada uno de tus problemas.
–Sí, la recuerdo, esa experiencia me marcó para siempre, luego de ella mi vida cambió para mal. Cada día mis pensamientos encuentran la forma de obtener ese recuerdo y susurrármelo al oído como una gota de agua horadando una piedra... ¡Qué tortura!
–Has dicho que cambió tu vida para siempre, ¿recuerdas que cambio?
–Sí, me paralice ante situaciones tontas, no tomé oportunidades... hermosas oportunidades, todo condicionado al miedo que se repita.
–Pero no fue todo lo que cambió, trata de analizarlo mejor.
–No entiendo a qué se refiere.
–¿Donde no hubieras estado de no haber sufrido ese día?
–No habría tomado ese trabajo que tanto odié...
–Sigue ese pensamiento, profundízalo un poco más.
–No habría ido a esa reunión laboral... donde la conocí a ella, lo más dulce que paso en mi juventud... no me habría casado con ella, ni me habría dado hijos maravillosos, ni estos nietos que me tratan de nono.
–Los que están en el pasillo, peleando a las pobres enfermeras para que te atiendan con mayor celeridad.
–Son jóvenes. Pero... porque te la llevaste a ella tan joven, te pedí misericordia... incluso cuando te pedí que no sufra...
–Te dije que todos tienen el derecho de libre albedrío, ella a pesar de ser inteligente no fue sabia... ella optó por fumar incluso sabiendo su enfermedad. Te aconsejé que la sabiduría es la que inclina la vida a la plenitud.
–Con ella se fue mi plenitud...
–Tu albedrío afecta a otros, ella al no cuidarse te afectó. Recuerda que te dije que este interactúa con los demás y deberás afrontarlo con sabiduría.
–Pero afectó cruelmente a nuestros hijos.
–Sabes... hay una particularidad en la sabiduría de tu esposa, ella al igual que tú en este momento, tuvo la oportunidad de no nacer o elegir un don que la aleje del vicio a tiempo. Estuve en su lecho de muerte mientras sufría, y viendo como su salud afectó a sus hijos preguntó por la realidad alternativa en la que su don le evita fumar, y optó por seguir fumando.
–¿Cómo?
–¿Has visto fumar a tus hijos y nietos?
–Ninguno fuma, odian al cigarrillo por como vieron morir a la madre.
–En esa realidad alternativa por la cual ella preguntó, en ese mundo donde no fumaba y vivía hasta vieja a tu lado. En ese mundo a ambos les tocaba ver fumar a dos de sus hijos y uno de ellos moría como murió ella a temprana edad. Optó por impresionarlos para que no fumen y odien lo que mató a su madre.
–¿Eso optó?... Morir así por nuestros hijos... ¡Qué mujer! Magnífica hasta el final. Con razón la amé tanto.
–Te recuerdo que aún ambos no nacieron, y no te has decidido por la vida. Aún no has comenzado a amarla.
–Es verdad, aún no he nacido, no es el fin, es el principio para estar a su lado.
–Entonces, ¿Cuál es tu decisión? ¿Cuál es el don que requerirás?
–Ninguno.
–¿Ninguno?
–Junto a una mujer así mi vida fue perfecta.
–Entonces, puedo anticipar tu elección
–Sí. ¡Quiero que mi vida sea tal cual fue!
Y en el futuro un anciano murió... y en el pasado un niño nacerá.
"Si Dios supiera cómo decidiremos cuando nos creó,
¿cómo puede estar allí el libre albedrío?"
G.G. Melies.
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