Ya sé lo que te anda pasando… estás decepcionado ¿o sos de los contentos? ¿Tal vez término medio? Digamos que vivís semi-esperanzado en un eterno “veremos”. ¿Pensaste en mejorar… o tirarlo todo por la borda? ¡Te enojaste por la injusticia literaria! ¿O tal vez te enojaste con otro escritor? Por lo que escribe, por cómo escribe… o a lo mejor me equivoco y estás enojado por el mal gusto de la gente a la hora de elegir libros. ¡El lector compra cualquier porquería! ¡Lectores eran los de antes…! habrás farfullado. Tal vez vivís presión… económica, familiar, social ¡Dejá de escribir! ¡¿Cuánto ganarías dedicándote a otra cosa?! ¡No pierdas más tiempo en eso! -Te inquirieron desde el círculo de confianza cercano. ¿Escribiste a escondidas? ¡¿Cuántas veces dijiste que revisaste buscando ventas?! ¡A-há! Adicto… el primer paso es reconocerlo. ¡No, no, no soy adicto! –dijiste con énfasis. ¡Soy solo un corredor de fondo al que se le metió una piedrita en la zapatilla… pero ya retomo carrera! –dijiste con claridad mientras te temblaban los dedos sobre el teclado. ¿Corredor de fondo o nadador del fondo? ¿Ahogado en deudas? ¿Viniste por dinero y te quedaste por inercia? ¡Con este libro me salvo! –exclamaste esperanzado. O tal vez la literatura llegó a vos pateándote la puerta y descargaste odio, frustraciones, broncas internas… ¡Catarsis! Escribir por ella te libera dos veces… de lo uno y de la búsqueda de dinero literario. ¡Pobrecito/a, qué ternura! Me trae tantos recuerdos…
Te voy a decir lo que te va a pasar… vengo del futuro y tengo el De Lorean estacionado en la puerta. Vas a seguir escribiendo sin orientación y motivos claros, vas a empezar proyectos y acumular ideas suficientes como para dos vidas, vas a aprender a moverte en sitios dónde nunca antes imaginaste estar, vas a mejorar, te vas a enojar, te vas a acercar poco a poco a la comunidad, vas a ver resultados, vas a sentir respaldo, vas a hacer caso omiso de las críticas o vas a aprender a que te resbalen, vas a reseñar colegas y dar “Follow” “Seguir” compulsivamente, porque esa simpleza es gratis y equivale a un “te quiero compadre, pienso en vos, tus libros son lo más, te tengo en cuenta, vos podés, tenés mi apoyo, no bajés los brazos, seguí escribiendo…” Vas a corregir errores una y otra vez, después de muchas horas sentado vas a ver las primeras magras ganancias y contento vas a pagar algo por primera vez… esa insignificancia pondrá una sonrisa de ilusión que nadie entenderá en tu cara y te retroalimentará para seguir esta locura. Claro, también es una locura que tampoco nosotros entendemos.
Por primera vez en la historia eres un ser libre, pertenecemos a una nueva casta “Los inmundos autopublicados” eso dicen desde las soberbias élites literarias afectados por nuestra caradura impronta. En este sitio los corazones libertarios somos muchos, cada vez más y crecemos en número. Nuestros pechos se inflan… con muy poco orgullo, con poquitas ventas (o descargas), lo justo y suficiente para seguir adelante. Nadie nos entiende, pero no nos detendremos, todo nuestro ser nos empuja sin control hacia ese mundo libre y soñado en el que sin darnos cuenta… ya nos convertimos en escritores impensados.
G.G. Melies