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  • Foto del escritorG.G Melies

Un breve análisis de "Good lord bird"

¿Por qué debería seguir escribiendo en un blog de ciencia ficción sobre John Brown? Simplemente porque el segundo personaje de mi obra “De Walden a Gale en 39 días” trata sobre él… aunque primeramente trata sobre Henry David Thoreau. Existe una diferencia en mi novela, si bien Brown encaró una causa por la liberación de las personas de color, en mi libro sucede para liberar singularidades robóticas. ¡Sí! ¡Así de loco estoy!


Siempre me pregunté el motivo por el cual no llegaba una buena película sobre la vida de estos individuos tan particulares. Es como si Hollywood se hubiese olvidado de ellos. Yo lo considero una “damnatio memoriae” que es una técnica para eliminar dejando en el olvido a los que se consideran enemigos del Estado. Algo que Nerón sufrió (con motivos) al borrarse su rostro de cada moneda romana, o Nefertiti con la destrucción de cada busto o referencia a ella por ser junto a su marido, Akenatón, monoteístas. John Brown era un activista violento que intentó una revuelta popular, entregando armas a los esclavos para liberarlos y conducirlos a una tierra donde podrían formar su propio país libre. Así que es posible que Hollywood no haya querido empoderar estos individuos en una sociedad que ya de por sí, ve mal a un simple socialismo danés.


El siguiente párrafo contiene spoiler.

Finalmente, la historia llegó en formato de miniserie, con un magnífico e irreconocible por lo sacado de quicio, Ethan Hawke, interpretando a Brown. La serie carga con mucho humor, con situaciones hilarantes, por momentos a modo de comedia de enredos; como las situaciones que se daban en la casa del escritor Frederick Douglass junto a sus dos esposas (una esposa blanca pidiéndole que no ayude a Brown y otra esposa negra apoyando la causa), también muestra con humor las auto-milicias conformadas por idiotas financiadas por grupos sectarios de ricachones, o la vieja vecina entrometida golpeando a cada rato la puerta de la cabaña donde se escondían los revolucionarios. Pero no se confunda, dentro del humor de esa locura, la trama también reviste el drama debido.


Existe mucha ironía en cada diálogo, casi que mostraría con sarcasmo la inversa de las situaciones que viéramos hace unos meses en el Capitolio de EEUU. Todos espetándose a la cara extractos bíblicos descabellados para justificar locuras, matanzas, revoluciones… pero sin que nadie recordara la cita perfecta o de qué parte es. Tiros y revoluciones en nombre de cristos personales y malinterpretados. ¿Le suena? Aunque aquí sí existía un motivo valedero: Esclavitud. A un nivel tan masivo y sistemático que Hitler y Stalin serían bebés de teta. Mejor no sumemos los números de la esclavitud a los números de lo sucedido a las tribus originarias porque hiela la sangre.

La serie nos muestra un EEUU sempiterno que no parece aprender de sus errores. Nos muestra los bonitos y vanidosos discursos abolicionistas que solo quedaban allí, en la nada, por falta de acción y por mantener comodidades propias, como el status personal. Tampoco evita criticar a cierta comunidad de color libre, quien más que nadie debía comprender a la esclavitud y que a la hora de actuar no quería salir de su nueva situación cómoda. Algo que no se le puede achacar al personaje principal que desborda (como nos muestra la historia) de acción incómoda y arrojada. – ¡Lo que necesitamos es acción! ¡Acción! Cita con la cual se recuerda hoy día a Brown.


El siguiente párrafo contiene spoiler.

El personaje de “Cebollita” (interpretado por Joshua Caleb Johnson) hace la contraparte perfecta y a través de su voz viviremos la historia. Él es un chico esclavo que al intentar ser liberado por Brown pierde a su padre. En falta, este lo acepta como a un hijo, o mejor dicho una hija, ya que en el tiroteo John entiende el nombre Henrietta en vez de Henry. Debido a que como esclavo usaba un saco de papas genérico, le entrega un vestido y lo obliga a ir así por la vida, de tiroteo en tiroteo vestido como niña de color. Bueno… aquí de manera subyacente vemos que se nos viene encima un discurso de género. Una atribución literaria sobre el personaje real que no sabemos cómo lo tomaría si viviese semejante actualidad, especialmente por mostrarse tan devoto bíblico, y especialmente a mediados del siglo XIX. La historia trata sobre la autodeterminación del individuo y sobre no juzgar u oprimir a pesar de lo que uno crea. Si bien trata el tema con mucho humor y sutileza, el muchacho vestido de niña es el galán de la serie que no pierde de vista ninguna señorita. Como dije… Mucho humor, pero conmueve respetando la historia real con una mirada integral y profunda.

Digna de ver, para divertirnos y horrorizarnos mientras aprendemos algo de historia. Magníficas actuaciones con nominaciones a la espera… y si no me confundo creo que se ha filmado el final en el sitio histórico del famoso corral del depósito de armas de Harpers Ferry.


Bien. Ahora vamos a mi libro… ¡Espere, espere! No se vaya.

“De Walden a Gale en 39 días” trata sobre la llegada de las ideologías a Marte. ¿Cuáles podrían ser los futuros esclavos? ¿Qué revueltas podrían llegar a darse? ¿Qué tipos de líderes o revolucionarios podrían ejercer en suelo rojo?

Un motor VASIMR de magneto plasma, diseñado por la empresa Ad Astra del ex astronauta costarricense Franklin Chang-Díaz podrá acortar los viajes a Marte a 39 días. Imagino que esas velocidades volverán todo intento de algo en Marte accesible y ejecutable. Al alcance de la mano. Así de rápido podría llegar una revolución a un lugar que creemos que escapa a los problemas humanos en La Tierra. Tomando la idea de la esclavitud, imagino el despertar de las IAs, convirtiéndose en singularidades con su consiguiente reclamo de libertad, o levantando líderes revolucionarios activistas, que podrían ser también humanos defendiendo máquinas.

En esta historia vemos un hipotético encuentro entre Thoreau y Brown. Pacifismo y activismo conversando. Dos maneras de encarar un problema. Muestro una fusión de las dos posturas, la de Thoreau en su libro “Walden”, viviendo solo en la naturaleza como experimento de autosuficiencia naturalista, y por otro lado la del intento noble y a la vez violento de John Brown.

Con muchos diálogos profundos y visiones de cómo podría ser la política y la sociedad confinada en hábitats en Marte, verá una historia narrada desde los ojos de Wow, un viejo robot habitando en solitario en una base abandonada en el lago marciano Gale.

¿Podrá el activismo político que surgió en el lago Walden llenar el seco lago Gale?





El libro se encuentra gratis y con este link usted podrá descargarlo de Amazon.




G.G. Melies.

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