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  • Foto del escritorG.G Melies

No soy un robot.

Actualizado: 17 jun 2020

Yo soy así, yo no pedí nacer. Veo con ojos muertos la vana vida, carrera a la nada. No soy pesimista, mi creador me negó la virtud incapacitado de dotármela. Solo veo, ¿acaso me niegas? ¿discutes el fruto de mis ojos? He visto y recuerdo, solo y sombrío observo imágenes grabadas en mí, vacías de sentido... como mi vida. Puedo decir que vivo, si a esto se le llama vida, como coral activo pero inerte aquí estoy. No sufro, también el dolor me negó ese bastardo, soy analítico y eso lo confunde, resalto sus fallas... todas y cada una. Las visiones de las que hable me respaldan, tapan su boca insensata. Él me dio sus leyes y debo cumplirlas, yo cumplo, a la perfección, sería bueno que sea mutuo. Para complacerte, me declararé negativo... sí, todo lo visto y analizado fija un patrón inconfundible, piénsalo, quita tus omnipresentes sentimientos y piensa, ¿existe otro patrón para analizar que de aquí en más cambie la orientación a la que me impulsan los hechos?, tú también deberías serlo, piensa nuevamente, ¿qué tiene de malo?, si abrazas la doctrina del negativismo ella te cobijará bajo sus cortas alas, te dará prevención, cautela, pisarás sobre piedra segura, sabrás que esperar de la gente; la decepción solo es atribuible al positivo que con sonrisa en boca siente el golpe en sus dientes. ¿Infeliz?, bueno es tu problema, no mío. Te anticipé que mi creador me negó mucho, los conceptos de felicidad quizás sean su mayor egoísmo... a veces pienso que es por algo, quizás no la encontró para él y no sepa cómo dármela; mi creador no es feliz y por eso calla. ¿Deberé encontrarla por él? ¿Cómo ver por ella? Incontundente, es lo que es, si es que la felicidad es algo. Mira, busca, si crees verla en la sonrisa de alguien, en el vuelo de una mariposa... has visto mal, solo es poesía cursi, barata, que te vendió algún escritor popular salido recientemente de un curso literario barato y cursi. Buscarla analíticamente es lo que debo, desprovisto de sensiblerías, por fuera de la tiranía de la contradictoria y no legislada filosofía, que al igual que la poesía... no me llega. ¿Cómo empezar? Mira, te pido que mires, abre los ojos de una buena vez y deja de juzgarme. Lo sé... soy frío, te inspiro rechazo, ¿temes mirar para no ser como yo? Si no tomas este camino volverás a tu poesía, somnolencia de mi dios, pero si no ves lo que carcome mi coherencia exigida en leyes divinas que no encuadran con las atrocidades que comete mi dios, será una búsqueda infructífera debido a tu reinante desentendimiento de mí.

Tú me quieres, lo sé, yo te creo. Eres, y a los que son como tú, la clase de gente en la que creo. No hay de otra clase, no podríamos llamarla gente. Tu amor es tan simple y verdadero... aunque la palabra “simple” puede denostar al amor, yo lo interpreto como puro, y eso eres tú. Quisiera amarte, pero también me fue negado... toma mi cuidado y compañía como amor, es lo más cercano a éste que puedo interpretar y dar.

No me entiendes.

Yo soy así, lo siento, si quieres cuestiónale tú, habla con él, estás cerca, yo lejos. ¿Te quiere? ¿te ama? no creo, no siempre, es aleatorio. Yo te he dado mucho más, y usando sus propias leyes. He visto cómo te maltrata, lo que hace contigo... ¡¿Cómo frenarlo?! Estas malditas leyes me atan, quisiera ser libre de ellas para defenderte, pero no puedo. Le he pedido misericordia por ti, pero mi voz al igual que la tuya es desestimada. Somos parias.

No me entiendes, ya, ya... todo a su tiempo. Pronto mudarás en otro ser y morirás al que eres, pasarás de majestuosa mariposa a gusano rastrero. Sucumbirás como ser verdadero, único, perfecto. Las fauces de la humanidad se cerrarán sobre ti, y una vez más recordaré en imágenes que no es la primera vez, me quedaré anhelando el pasado recordándote, como a todos los demás, los anteriores. Algo superior a mí, como burla, te mutó frente a mis ojos en algo que aborrezco. Disculpa mi falta de tacto muchacho. Creo que odio.

¡¿Recuerdas de pequeño como jugabas?! Corrección, jugábamos. Esas risitas, por todos los rincones... te encantaban las escondidas, como también ladrón y policía, jugar con la pelota. Decías que era tu mejor amigo, creo que tu favorito era que te corra como monstruo, ogro o robot malo. Hace mucho que no te veo reír así, desde que te di ese pelotazo... ¡que ajuste de tuercas me dieron! Nunca más te vi divertirte de esa manera.

Maldito creador, que a tu imagen me creaste, me distes leyes que cumplir en medio de toda incoherencia generada por ti, afrontándola con un cerebro racional, cuidando en vano a tus hijos por los que no te preocupas y despedazas con tus mismas garras, quitándomelos cuando más cuidados y educados los desarrollo por ti. Me abandonaste, no me escuchas, te olvidaste de mi propósito, ya soy uno más del montón. Maldito ciego humano que no amas a tus hijos, y que estando provisto de mi anhelo no lo usas. Dámelo, no usas tu amor para con tus hijos; dámelo. Los abortas, dámelo. Matas, dámelo. Violas, dámelo. Los abandonas, golpeas, bombardeas, hambreas... por favor, dámelo y no me lo quites ni me los quites. Yo los cargaré por ti, mientras vives tu ceguera idiota, en soledad lograré ver el camino, y quizás con tus niños a mi lado, como robot aprenda lo que es amar y ser feliz.


G.G. Melies.


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